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viernes, 6 de enero de 2012

Las raíces del bambú


No hay que ser agricultor para saber que una buena cosecha requiere de buena semilla, buen abono y riego constante. También es obvio que quien cultiva la tierra no se impacienta frente a la semilla sembrada, hablándole con el riesgo de echarla a perder, gritándole con todas sus fuerzas: ¡Crece, por favor!

 Hay algo muy curioso que sucede con el bambú japonés y que lo transforma en no apto para impacientes: siembras la semilla, la abonas, y te ocupas de regarla constantemente.

Durante los primeros meses no sucede nada apreciable. En realidad, no pasa nada con la semilla durante los primeros siete años, a tal punto que, un cultivador inexperto estaría convencido de haber comprado semillas infértiles. Sin embargo, durante el séptimo año, en un período de sólo seis semanas la planta de bambú crece ¡más de 30 metros!  ¿Tardó sólo seis semanas crecer? No, la verdad es que se tomó siete años y seis semanas en desarrollarse.

Durante los primeros siete años de aparente inactividad, este bambú estaba generando un complejo sistema de raíces que le permitirían sostener el crecimiento, que iba a tener después de siete años. Sin embargo, en la vida cotidiana, muchas veces queremos encontrar soluciones rápidas y triunfos apresurados, sin entender que el éxito es simplemente resultado del crecimiento interno y que éste requiere tiempo. De igual manera, es necesario entender que en muchas ocasiones estaremos frente a situaciones en las que creemos que nada está sucediendo.
Es cierto que en ocasiones vivimos circunstancias que nos disgustan, que pensamos que no necesitamos, y vaya faena salir indemne del día a día...A veces, nos gusten o no, están ahí por un motivo. Quizá sepamos su propósito en el plazo de un mes o de siete años. A fin de cuentas el tiempo lo inventamos nosotros. Uno se queda en paz sabiendo que si lo que ansías aún no ha llegado, tranquilo, es probable que estés echando raíces para ser más fuerte, más entero y de ahí en adelante, estar preparado para sobrevivir a tormentas y mares embravecidos. 
Dedico esta metáfora a mis seres queridos que día a día siguen al pie del cañón, caiga lo que caiga. Se lo dedico a los amigos que están pasando por momentos de crisis que hacen que cualquier humano se tambalee y se replantee su vida al completo. Ya que no puedo estar con cada una de las personas que quiero dado que aún no he aprendido a desdoblarme ni a hacer viajes astrales, este es mi regalo de Reyes. 

6 comentarios:

  1. ¡Gracias por hacerme este regalo tan especial, Su! El mensaje me ha llegado en el momento oportuno, y lo he sentido con la misma energia y sentimiento que un abrazo que recibí en su momento y que dio un fogonazo de luz a mi vida... ¡Mil gracias! Un beso muy fuerte!!!!

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  2. Me ha encantado Su. Gracias por estos Reyes improvisados pero estupendos :-)

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  3. Es precioso Su!!, Muchísimas gracias por compartirlo conmigo, un beso muy fuerte, y mis mejores deseos para el nuevo año, gracias también a Ramón y otro beso para el.
    Vero

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  4. Hola a tod@s, estoy contenta de que el mensaje haya llegado a vosotros. Somos bambús, en pleno crecimiento interno...que se prepare este mundo cuando llegue nuestro momento... ;-)

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  5. Tiempo al tiempo Susana. No descarto en tu persona esos viajes astrales. Tienes mucha fuerza interior positiva... Un beso. Mª José R.

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  6. Muchísimas gracias por tu regalo, Su. Tu sensibilidad conforta, gracias por recordar la paciencia que a veces nos falta y nos puede la prisa, la inmediatez. Un beso enooooorme y que éste sea nuestro séptimo año!

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